martes, 8 de marzo de 2016

Con un par


Iba yo a la búsqueda de empleo, si, las muñecas no tenemos que comer, pero nos gusta hacer lo mismo que ustedes y la ropa, pues tampoco la regalan ¿Qué ropa?. Como les dije en Yo no lo sabía ese es mi motivo para haberme definido como del género femenino, la libertad de elegir atuendo.

Antes de tomar mi decisión y salir a la calle llamándome mujer vi mil películas, sobre todo de los años 50 y 60. Allí vi mujeres rotundas, hermosas, con grandes pechos y caderas que mostraban mediante vestidos ajustados, o de profundos escotes, o todo a la vez, lanzando a los ojos y a la mente de los espectadores la potencia de su cuerpo. Son esos los vestidos con los que mi mente de muñeca indefinida soñaba.

Así que me subí a unos tacones, me enfundé en un mono pantalón de lamé rojo con un escote que dejaba ver la redondez de mis pechos y moviendo mi vaporosa melena me planté en mi primera entrevista de trabajo. De mis labios rojo pasión salió un discurso acerca de las ventajas de invertir en I+D y sobre los beneficios económicos a medio-largo plazo de posicionarse como referentes de innovación.
Una presentación que, a juzgar por las caras de estupefacción y el silencio de los allí presentes pareció dejarles impresionados. Ninguno articuló palabra, antes, durante, ni después de mi presentación que adorné con una voz dulce, sensual y con una amplia gama de agudos. Tan solo un señor muy simpático me dio la mano y las gracias con voz temblorosa.

¿De dónde vienes querida?-me preguntó la amiga con la que había quedado después para contarle mi experiencia-¿no tenías una entrevista de trabajo?. Si, claro, si no de qué iba yo a ir tan peripuesta. ¡Pero mujer! ¡¿Así has ido?!. No hombre no, hay que ir con traje de chaqueta, sin mostrar tanta pechuga ni tanto caderamen, con menos rojo en los labios y mejor con un moño. Y bueno...¿esa voz? ¡mas graves nena! ¡Así nadie te va a tomar en serio!. ¿Como un hombre?-dije yo- Bueno si, no se, así son las cosas, dijo mientras agitaba con rapidez la cucharilla y lanzaba una rápida mirada hacia la ventana.

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