miércoles, 15 de enero de 2014

Voy a serte sincero….

Igual es a mi sola a la que le recorre un escalofrío cuando oye esa expresión sobre todo si es seguida de un “porque a mí me gusta la sinceridad” y no le antecede una pregunta. Huyan despavoridos si creen que no hay tiempo para proteger sus partes blandas porque ese es el sonido del desenvainar de una daga que puede ir directa a alguno de pudores, complejos o miedos más profundos.

No se equivoquen, yo odio la mentira y la falsedad aunque sea una muñeca o precisamente por eso, porque las muñecas no engañan haciéndose pasar por humanas. Pero eso no quiere decir que uno tenga que ir soltando cada verdad que se le pasa por la cabeza sin procesarla y sin mirar dónde va a caer ni cómo cual pirotécnico ciego. Hay quién olvida que existe una tercera vía que es cerrar la boca para que no entren moscas ni salga uno de los platos preferidos de las mismas. Esa máxima que dijo algún sabio del lejano oriente "No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio".

Veo cierto egocentrismo en pensar que las opiniones de uno tienen que interesar así porque si sobre todo cuando el asunto no les atañe. Aunque se use de parapeto un “lo digo por tu bien” o el “hay confianza”. Esa entrañable confianza suele reservarse a la familia con la que te has pegado tantas puñaladas en las vísceras que llevas siempre contigo el hierro incandescente para cicatrizar la herida.

Hay un fenómeno psicológico llamado proyección que viene a ser eso de “ver la paja en el ojo ajeno” y se traduce en “consejitos vendo que pa mi no tengo” de modo y manera que quién más habla es quién más tiene que callar y lo hace por tu bien en vez de hacerlo por el suyo que a lo mejor sería “lo suyo”, valga la redundancia.



Por ser muñeca adoro la diferencia, dense cuenta que a nosotros los muñecos nos hacen en serie todos igualitos y nos tenemos que esforzar mucho en ser originales. Ustedes que la tienen no la desprecien diciéndoles a los demás quienes tienen que ser, disfruten de riqueza de encontrarse con lo diferente y no pretendan que el otro sea su reflejo, reflejo de lo que ustedes quieren ser o de lo que les gustaría que fuera.

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