miércoles, 18 de diciembre de 2013

Superficial y vulgar



Tengo la inmensa suerte de tener amigas humanas inteligentes, elegantes, guapas , cultas y muy simpáticas que me cuentan que en los múltiples cursos que han hecho el cromosoma “Y” brilla por su ausencia en las aulas. Mujeres en continua construcción y crecimiento académico y personal que se encuentran solo con otras mujeres en ese mismo proceso, ávidas de aprender y ser cada día mejores. Lo que me cuentan mis amigas humanas lo confirman las estadísticas. Año tras año de las universidades salen un porcentaje mucho más alto de mujeres que de hombres.

Su ansia de mejorar no suele quedarse ahí, las que pueden cuidan su cuerpo y su aspecto, no necesariamente para encontrar pareja sino por el simple afan de perfeccionarse. Sombra aquí y sombra allá, con mejor o peor fortuna, se perfuman y se peinan lo mejor que pueden o saben por respeto a los demás pero sobre todo a sí mismas.



Me contaban esas amigas cómo poco a poco se iban dejando llevar por el maravilloso mundo de los ambientes gays llenos de chicos bien vestidos, afeitados y peinados, inteligentes, divertidos y cultos y lo complicado que era encontrar un hombre con estas virtudes en el desierto de la heterosexualidad. Quizá porque ellos encuentran enfrente a otro hombre y saben de qué va el tema. El santo grial del hombre que se cuida y con el que puedes hablar de cine, de arte y de crecimiento personal. No digo yo que en ese camino Olvido encontrara a su Vaquerizo.



Planea en mí la idea de si no es que a la fuerza ahorcan y las mujeres tienen que trabajar siempre el doble para obtener lo mismo y que la necesidad hace virtud. No sé si esa laxitud en las formas y en el fondo de los varones se debe con al poco nivel de exigencia que la sociedad, mujeres incluidas, les ha regalado hasta el momento. Ya es curioso que el número de licenciadas supere al de los licenciados y sin embargo los puestos directivos sean ocupados en su mayor parte por varones.

Habrá quien diga que estas amigas mías se han vuelto demasiado exigentes pero no veo yo que exijan más de lo que se exigen a sí mismas y de lo que ofrecen al mundo. El nivel de exigencia viene a ser el mismo solo que en muchas mujeres es bidireccional. Ellos siguen esperando a que una mujer maravillosa se conforme con ellos mientras ellas andan buscando lo mejor de ellas y de los demás.

Hubo incluso quién me dijo ante mi crítica acerca del cabello y ropa poco cuidados de un caballero “eres una superficial, le das demasiada importancia al físico”, a lo que yo respondí “No, el problema creo yo es que algunos hombres le dan demasiada poca importancia al físico… en concreto al suyo”.

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